jueves, 15 de agosto de 2013

Mayo.



Es hora de regresar a las calles, que fueron nuestras,
de despertar con cariño a los adoquines.

Es hora de que el sol conozca nuestros rostros,
que, aun temerosos, digamos: sí, míranos.

Es hora de cerrar, una hora nocturna.

La hora en que la libertad se abraza a las calles,
se amarra a las aceras y se cuelga de las farolas.

Apagaremos su hoguera de nuestras memorias esta noche.

Nuestra hoguera es esta noche.

Es hora de que la verdad recorra los caminos,
de que despierte a su súbditos del letargo.

Hoy, la tierra será el cielo,
las personas serán el Sol.

Hoy, el amor huirá de su prisión
y nosotros limpiaremos su rostro ensuciado.

Es hora de ver la luz
y es hora de la vida.
De nuestras vidas.
                                                                                                
                                                                                              Javier.


                            El prisionero no es el que ha cometido un crimen, si no el que se aferra a su crimen y lo vive una y mil veces. Capítulo XVI, Sexus, Henry Miller.

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