Hélène se ha ido de nuevo.
Puta la droga que la ata.
Otra vez se perderá por esas calles malditas,
infectadas del pecado que la llama.
Desgastadas sus botas por buscar su muerte,
otra vez.
No quedará rastro de Hélène mañana.
Paga su droga con su vida.
Decidida, no abandona.
Hélène, no vuelvas, no vas bien.
Pero Hélène saca su mano y despide su vida.
Sálvate. No vuelvas.
Pero Hélène se enfada, entra y se adueña de mi cama.
Buscaré a los que buscan
porque solo ellos esperan encontrar.
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