Cada uno de nosotros somos la medida de todas las cosas, de las cosas que uno cree en cuanto que ve y de las que uno no cree en cuanto que no ve.
lunes, 19 de agosto de 2013
Cuaderno de silencios.
Eres la esclava de un sueño infinito. Despedazas tu carne y devoras tu alma. Después ¿qué más queda? Solo un sueño. Y gritar en la madrugada. Gritar hasta que revienten los pulmones. Gritar hasta que el mundo se pare. ¡Gritarlo todo!
El dolor ha pintado demasiadas paredes de tu casa. Los sueños de las vidas que dejaste caminan por los pasillos como fetos sangrientos. Eres todo aquello que no quisiste ser. Pero estabas pobre de valor para improvisar otra cosa. La tristeza te arrastró en su caudal desesperado.
Pocas calles hay tan sagradas como las que vieron tu huida. Calles que observaban impasibles el asesinato. Tu suicidio sin muerte. Degollar la vida nueva y seguir con la antigua. Vida de esclava.
Sé lo que eres. Yo sí. Eres un ángel. Y vuelves. Tratas de llegar al lugar de donde partiste. Tu vida exige un regreso. Pero no hay camino. No hay señales. Y cada vez hay menos vida.
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