Sabía que había ocurrido en primavera
porque conocía cada detalle de tu casa:
conocía tus manos y tus ojos.
Sabía que había llovido
porque mi piel estaba mojada y
se veía en el cielo. Unas nubes lo cruzaban.
Sabía que habías sido tú
porque tu presencia se había tatuado
en cada rincón de mi cuerpo
y la luz delataba tus formas.
Sabía que había salido el sol
porque olvidaste abierta la ventana
y la cortina no podía permanecer quieta, bailaba.
Sabía que cada momento era el último.
Temblaba por saberlo,
temía que fuera cierto.
J. de Pablos