jueves, 11 de julio de 2013

Luz de dos estrellas extinguidas.



Sabía que había ocurrido en primavera
porque conocía cada detalle de tu casa:
conocía tus manos y tus ojos.

Sabía que había llovido
porque mi piel estaba mojada y
se veía en el cielo. Unas nubes lo cruzaban.

Sabía que habías sido tú
porque tu presencia se había tatuado
en cada rincón de mi cuerpo
y la luz delataba tus formas.

Sabía que había salido el sol
porque olvidaste abierta la ventana
y la cortina no podía permanecer quieta, bailaba.

Sabía que cada momento era el último.
Temblaba por saberlo,
temía que fuera cierto.


J. de Pablos

Niño perdido.

   Hoy la luz evapora mis sentidos
porque solo, triste y lleno de odio me recuerdo;
la valentía no es uno de mis puntos fuertes...

   Me consumo como una víbora en su bilis,
esperando la venganza de algo
que no me llegó a suceder:
yo soy mi muerte.

   Aún sueño, como sospechas,
con un paisaje de rostros profanos
y horizontes infinitos,
donde buscar mi dicha,
un lugar donde encontrarte.